06/07/2012 – Clarin.com | Revista Ñ
Exuberantes y vitales, los artistas retoman el hilo, la aguja y la porcelana para crear una obra en que lo culto y lo popular son uno.
En la galería Ruth Benzacar, hasta el 10 de agosto.
Chiacchio & Giannone son dos artistas exuberantes como una madraza italiana. Cualquiera de estas telas -¿cuadros bordados?- delatan horas, días, meses de trabajo persistente y callado. Se escucha la televisión de fondo, el cotorreo infinito de las conversaciones, las carcajadas –trabajan con ayudantes y reciben amigos todo el tiempo, sin por eso largar la aguja y el aro– pero más allá de estas estridencias, que obviamente se traducen en la obra, la muestra en la galería Ruth Benzacar trasmite tranquilidad hogareña. La pareja tiene un hijo-perro, Piolín, un salchicha negro de ojitos brillosos. Se lo ve contento, abrigadito y bien alimentado. Los tres aparecen retratados en distintas secuencias de una vida fantaseada: en la cama con gorros de lana y mitones, en la selva con flores, pájaros y monos, en un altar mexicano, en medio de una ciudad en llamas rodeados por un ejército de bomberos con los torsos desnudos. Hay en todas las escenas un exceso vital que hasta el infierno más temido resulta optimista…